Ante la falta de iluminación en las áreas comunes de la primera etapa del Conjunto Residencial «La Hechicera» y la tala de árboles en la montaña que está a un costado de la urbanización, trajo como consecuencia una cantidad significativa de murciélagos que han migrado –progresivamente- desde hace 2 años a la torre 2 del complejo de apartamentos ubicado al norte de la ciudad de Mérida.

Carmen Molina copropietaria y habitante de la torre 2, contó que desde el primer avistamiento de esta especie de quirópteros, alertó a sus vecinos, delegados y junta de condominio para que tomaran cartas en el asunto, a fin de evitar su propagación y el riesgo de contraer rabia, histoplasmosis capsulatum, hantavirus y reacciones alérgicas por la presencia de éstos mamíferos; sin embargo esto no ocurrió, hicieron caso omiso a las advertencias y éstos animales formaron colonias en el techo del edificio.

Molina detalló que ha enviado un sin fin de comunicaciones a la Inmobiliaria Vivienda (Inmovivienca) encargados de la administración del conjunto, todas con copia a la junta de condominio y viceversa, pero no prestaron la atención a las recomendaciones y los murciélagos hicieron hábitat en el área de servicio del edificio, pues se evidencia una cantidad considerable de excremento y orina de esos animales esparcidos en las ventanas y rejas de los apartamentos, paredes, cuartos de servicio, patio y todo lo concerniente al área común de la torre 2.

La propietaria afirmó que son 16 apartamentos afectados directamente, pero solo ella es quién ha exigido mediante comunicaciones una solución inmediata, pero lamentó la apatía, la indiferencia y la falta de apoyo de sus vecinos para atender el caso. Dice que las condiciones están dadas para que ellos se queden, pues las áreas comunes de la etapa I están a oscuras, el techo del edificio está húmedo y en pésimas condiciones, en 25 años no le han hecho ningún mantenimiento al machihembrado; las canales o bajantes de agua se han caído, por lo que avizora un panorama no muy favorable y positivo para el edificio, ya que de “seguir los murciélagos, se presentarán enfermedades en todos nosotros, se seguirá deteriorando el edificio y además no puedo disfrutar de una óptima ventilación por miedo a que éstos animales ingresen a mi apartamento».

Denunció además que la indiferencia de sus vecinos al tema, se refleja en intenciones personales «pero lo que ellos desconocen es que también son afectados por ésta problemática insalubre y que su salud se podría ver seriamente comprometida por la exposición del guano de murciélago».

Dejó claro que obtuvo una respuesta por parte de la administradora del condominio, quién a través de los proveedores, adquirieron dos lámparas led que fueron instaladas en una parte del área invadida para ahuyentarlos, pero la señora Carmen apuntó que no es un logro significativo porque «han tomado ésta iluminación cómo incubadora para sus pequeñas crías, pues dejamos pasar mucho tiempo, no hemos lavado ésta área, su excremento, orina y olor particular sigue en el edificio y eso los atrae pues tienen marcado el edificio como su territorio».

«Envié una comunicación a la administradora y a la junta de condominio, con una propuesta de lavado con hidrojet, naftalina, creolina y todo tipo de líquido que sirve para limpiar, desinfectar y ahuyentar, pero hasta la fecha no he recibido respuesta y tampoco han realizado dicha tarea» finalizó la afectada.

Al término de la entrevista, la señora Carmen Molina exhortó e invitó a los comités de conservación y resguardo de la fauna silvestre a visitar el edificio, para determinar a qué familia pertenecen los murciélagos y coordinar su reubicación al hábitat natural.

“Hay una condición de desaseo”

Al ser consultados dos profesionales en el área de la salud, el Dr. Christian Pino destacó que no desinfectar y asear los espacios y superficies afectadas por el orine y excremento de murciélago, genera una latente bomba de tiempo para desarrollar padecimientos, pues “no permita Dios que alguien toque o pise alguna superficie con el guano de murciélago por ser un riesgo inminente de contraer alguna enfermedad, ya que hay una condición de desaseo”.

El galeno exhortó a los copropietarios de dicho edificio y demás torres del conjunto residencial a sanear éstos espacios con el objetivo de minimizar los riesgos de enfermedades, pues intentar ahuyentar una comunidad de murciélagos es difícil y deben utilizar cualquier mecanismo para que ellos regresen a sus espacios naturales.

Mientras que para el Dr. Isaac Pérez, ex director de la unidad de epidemiología de Corposalud Mérida, “ellos tienen pulgas, garrapatas, una serie de parásitos que en cualquier momento puede producir enfermedades en los humanos”.

Por su parte sugirió a los habitantes de la referida urbanización, notificar a la oficina de salud ambiental, mejor conocida como Malariología, encargados de hacer el control de plagas, porque “hacen inspecciones y capturan la especie para estudiar qué tipo de murciélagos y a que familias pertenecen”. (Jesús Rivas)