El corazón debe trabajar de una manera para poder bombear la sangre al resto del cuerpo. Este determinado ritmo implica unas pulsaciones, una serie de latidos, en torno a 60-90 por minuto. No obstante, algunas veces va más rápido. Por ejemplo, cuando corremos o subimos cuestas; mientras que otras va más pausado, cuando estamos relajados, sentados, o haciendo la digestión.
«Pero hay momentos en los que trabaja demasiado rápido, y las pulsaciones y el número de latidos se aceleran más allá de lo normal. En estas condiciones se habla de taquicardia, unas pulsaciones del corazón que se encuentran aceleradas por encima del límite de la normalidad», precisa en Infosalus el doctor David Calvo Cuervo, presidente de la Asociación del Ritmo Cardiaco de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
Cuáles son sus síntomas
Una cosa es que el corazón esté con una taquicardia, se haya acelerado por encima del limite de la normalidad, y otros son los síntomas asociados o lo que nota la persona porque el corazón esté acelerado por encima de lo normal, según precisa.
En estos momentos fundamentalmente son las palpitaciones, una sensación en el pecho de que el corazón está latiendo como más fuerza, y de una forma acelerada. «Noto latidos en el pecho más fuertes y acelerados de lo normal, es la sensación más común que los pacientes refieren. Pero también hay toda una constelación de síntomas asociados como la sensación de fatiga, de cansancio, de falta de aire (disnea), el dolor en el pecho, la sensación de opresión en el pecho y la sensación de mareo, así como la inestabilidad, y en los casos más graves el síncope o la pérdida de conocimiento», detalla.
Reconoce el doctor Calvo Cuervo que las taquicardias representan una patología muy prevalente hoy en día, y por la que los pacientes consultan por su síntoma fundamental, que son las palpitaciones. No obstante, reconoce que cada vez más frecuentes pacientes consultan por ella porque saben que sus pulsaciones están elevadas porque cada vez más utilizan en sus domicilios o portan dispositivos capaces de medir su ritmo cardiaco.
La mayor parte no derivan de patologías cardíacas
Aquí resalta este miembro de la SEC que, afortunadamente, la mayor parte de las taquicardias que nota la población general no están causadas por enfermedades cardiacas, sino que casi todas las consultas están motivadas por palpitaciones y tienen como origen otro tipo de problemas.
De hecho, destaca que en nuestra situación habitual el estrés, la ansiedad y el nerviosismo, tan frecuentes en nuestra sociedad actual, tienen una repercusión sobre nuestra frecuencia cardiaca, haciendo que esta se incremente, de forma que el paciente pueda notar palpitaciones.
«Muchas veces hay detrás trastornos que son ubicuos a nuestra sociedad, y lo que podemos hacer es controlarlos. La labor del médico es identificar a los pacientes con este origen de palpitaciones y abordarlo desde esta esfera, separándolos de los que tengan un trastorno más orgánico, que puede ser cardiaco o no, como las enfermedades del tiroides, por ejemplo, y donde es frecuente que pacientes con hipertiroidismo aquejen como síntomas las palpitaciones», sostiene el cardiólogo.
Después dice que estarían los problemas cardiológicos en sí, donde el corazón tiene un problema de naturaleza más benigna o maligna, pero este es el origen en sí mismo del problema, y da lugar a un trastorno que se manifiesta en forma de palpitaciones.
Cómo frenar una taquicardia
Con ello, el doctor David Calvo Cuervo, presidente de la Asociación del Ritmo Cardiaco de la Sociedad Española de Cardiología, indica que a la hora de controlar una taquicardia todo depende mucho del origen de la misma, y es por ello por lo que el paciente debe ser capaz de discernir su origen.
«Si este se encuentra en trastornos frecuentes en nuestra sociedad, como el estrés, la ansiedad, o el insomnio, no se debe recurrir a fármacos, ni a nada por el estilo que actúen sobre el corazón reduciendo sus pulsaciones porque no tienen este problema. Lo que debemos entonces es abordar es el problema de raíz, tratar de identificar cuáles son los motivos que le llevan a esas situaciones, hacer higiene del sueño, que sea más reparador y constante; ejercicio físico, una media hora todos los días; evitar el consumo de sustancias estresantes como la cafeína; todo esto siempre ayuda a la hora de controlar estos trastornos y el estrés del día a día», defiende este experto.
A su juicio, se debe transmitir al paciente que estas sensaciones se sienten en el pecho, que muchas veces son lo que más agobia al paciente, y la labor del médico es tranquilizar al enfermo, convencerlo de que no tiene consecuencias en el funcionamiento del corazón, ni patología cardiaca, y a partir de ahí centrarnos en raíz del problema.
«Si existen causas patológicas tampoco se debe atender al corazón como origen del problema, sino tratar la enfermedad que causa esas taquicardias como en el caso del hipertiroidismo, donde lo que se debe tratar es eso y no al corazón», resalta el doctor Calvo.
En último lugar, preguntamos al presidente de la Asociación del Ritmo Cardiaco de la Sociedad Española de Cardiología sobre si tienen curación definitiva las taquicardias relacionadas con el estrés y zanja que «estas se resuelven solucionando el estrés». Insiste en que previamente hemos debido de descartar que no haya una causa cardiaca detrás de las palpitaciones.
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