El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, rechazó este miércoles el proyecto de reforma judicial que presentó el presidente, Isaac Herzog, como alternativa a la gubernamental, mientras el país se polariza cada vez más en torno a esta iniciativa que socavaría la independencia de la Justicia.
«Las secciones clave del plan que presentó solo perpetúan la situación existente y no brindan el equilibrio requerido a las autoridades israelíes. Esta es la desafortunada verdad», escribió Netanyahu en Twitter.
«Lamentablemente, los puntos presentados por el presidente no fueron consensuados por los representantes de la coalición», añadió poco antes de abordar un vuelo hacia Alemania para una visita oficial, que fue retrasado con el objetivo de escuchar la propuesta de Herzog.
El presidente presentó la noche del miércoles su «Directriz Popular para las Reformas en el Sistema Judicial» durante una comparecencia televisada, en la que dijo buscar «la paz y la justicia» en un momento en el que Israel se encuentra profundamente polarizado por la iniciativa gubernamental.
Banqueros, trabajadores del pujante sector de la alta tecnología, magistrados, juristas, intelectuales, científicos e incluso militares han expresado en los últimos meses sus temores sobre el impacto negativo que la reforma puede tener para la democracia liberal de Israel, mientras que las calles son tomadas por multitudinarias protestas.
«Cualquier intento de llegar a un acuerdo y hablar es apropiado, por lo que los representantes de la coalición fueron y hablaron con el presidente una y otra vez, mientras que los representantes de la oposición no estaban listos», aseguró Netanyahu.
El primer ministro se dijo en el pasado dispuesto a dialogar con sus detractores sobre la reforma judicial, pero la oposición condicionó ese diálogo a que el proceso de aprobación de la iniciativa en el Parlamento fuera suspendido, algo que nunca ocurrió.
Varios ministros y legisladores de la coalición gubernamental también expresaron su rechazo a la propuesta de Herzog, mientras el jefe de la oposición, el ex primer ministro Yair Lapid, la saludó y llamó a apegarse a ella.
«La respuesta de la coalición a la directiva es el desprecio por la institución de la Presidencia, el desprecio total por el tamaño de la crisis y el olvido de la idea de que somos una nación», subrayó.
Las leyes centrales de la polémica reforma, incluida la «cláusula de anulación» -que impedirá al Supremo anular leyes o normas que sean anticonstitucionales-, lograron aprobación preliminar en la Knéset (Parlamento israelí) esta semana y se espera que pasen de manera definitiva para finales de mes.
La reforma también prevé disposiciones que otorgarían al Gobierno control total sobre el nombramiento de los jueces, además de permitir que cargos políticos ocupen los puestos de asesores legales en los ministerios, aspectos que implican la politización de la Justicia, según sus detractores.
La fiscal general de Israel ha advertido a Netanyahu de que no puede participar en el debate de la reforma judicial, ya que los procesos que afronta por presuntos fraude, abuso de confianza y aceptación de sobornos representan un conflicto de intereses.
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