La soledad no deseada en las personas de edades más avanzadas no solo es una cuestión social, sino que también supone un importante problema de salud. De hecho, ha emergido muy recientemente como un factor de riesgo de diferentes patologías, tipo las enfermedades cerebrovasculares, la diabetes, el alzheimer, o el parkinson, entre otras.
«No es que la soledad cause estas enfermedades, sino que es factor de riesgo para su aparición junto con otros factores o una evolución más desfavorable», aclara en una entrevista con Infosalus el doctor Luis Agüera, jefe de sección de Psiquiatría del Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid).
Pero para entenderlo mejor, este experto mantiene que todas las investigaciones diferencian dos conceptos: la soledad, y el aislamiento social. «El aislamiento social se mide, por ejemplo, por el número de personas que el anciano ve al día o a la semana; mientras que la soledad es un concepto más difícil de cuantificar en las investigaciones científicas».
El también profesor asociado de Psiquiatría de la Universidad Complutense, y expresidente de la Sociedad Española de Psicogeriatría indica que se ha visto que la soledad no deseada es independiente del número de contactos que se tengan, porque uno puede tener más o menos contactos, pero estos no son los que uno desearía, sino que viene de la mano de los contactos que uno desearía tener y no tiene.
«Afecta esta soledad no deseada a personas con el deseo no cumplido de tener más relaciones sociales y no tenerlas, y aquí se incluye a la familia, a la pareja, a los amigos, o a otros puntos de relación», indica, al tiempo que reconoce que desde que este factor se ha incluido en los estudios científicos se ha verificado su notable importancia.
«Desde que se ha introducido el concepto soledad, y soledad no deseada sí que ha aparecido como un factor de riesgo, y no es cuestión solo social, sino que también afecta a la salud», insiste.
Su relación con la inmunidad y con la depresión
«No está claro de qué manera», afirma el doctor Agüera, aunque sí ve segura su relación con un mejor rendimiento de la inmunidad, de las defensas que tiene el propio organismo. «Luego, la soledad puede estar muy relacionada con la depresión. Se sabe también que la soledad tiene un factor negativo importante en el riesgo y en la evolución de enfermedades. Muchas de ellas son cardiovasculares, o cerebrovasculares y otras de tipo como el alzheimer y el parkinson como hemos contado», remarca.
A su juicio, igualmente hay que tener en cuenta que las personas en esta situación cuidan menos su salud, son menos adherentes a sus tratamientos, tampoco tienen a nadie que les recuerde que tienen que tomar pastillas, o tienden menos a ir al médico; de forma que los cuidados de su salud pueden ser peores para la mala evolución de enfermedades.
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