Las fuerzas del orden de Bielorrusia han reforzado hoy las medidas de seguridad en el centro de Minsk y han comenzado a practicar las primeras detenciones, incluso antes de que comenzara la ya tradicional marcha de los domingos contra el presidente del país, Alexandr Lukashenko, en el poder desde hace veintiséis años.
«Hay varias detenciones en el marco del proceso administrativo» contra personas que participan en marchas no autorizadas, dijo la portavoz del departamento de Policía de Minsk, Natalia Ganúsevich.
La organización de derechos humanos bielorrusa Vesná ha contabilizado por el momento una treintena de detenidos.
Las unidades antidisturbios han bloqueado la céntrica avenida Pobediteley y han levantado barreras en el Palacio de la Independencia, donde se encuentra la residencia del autoritario dirigente.
En los alrededores hay vehículos blindados, camiones militares y rollos de alambre de púas.
Asimismo, las autoridades han cerrado el acceso a varias estaciones de metro y se ha limitado la velocidad de internet.
Casi simultáneamente al comienzo de la protesta, los usuarios de internet móvil comenzaron a tener problemas de comunicación, que el operador local A1 atribuyó en un mensaje en la red social Twitter a la exigencia de reducir el ancho de banda de la telefonía móvil.
En los puntos de reunión tradicionales se han levantado estructuras metálicas y cubiertas de alambre de espino, por lo que los manifestantes buscan otras vías para poder sumarse a los otros grupos de participantes.
Muchos de los que se quedan atrás en las columnas de ciudadanos son detenidos, al igual que aquellos que se trasladan al centro en grupos pequeños.
El lema de la protesta de este domingo, el séptimo desde que comenzaran las marchas postelectorales en Bielorrusia para exigir la renuncia de Lukashenko, es celebrar la «investidura» de la líder opositora en el exilio, Svetlana Tijanóvskaya.
La Comisión Electoral Central (CEC) otorgó a Lukashenko un 80,1 % de los votos en los comicios del pasado 9 de agosto frente al 10 % que adjudicó a Tijanóvskaya, unos resultados que la oposición y Occidente rechazan al considerarlos fraudulentos.
Pese a las protestas ciudadanas y las condenas internacionales, Lukashenko asumió esta semana su sexto mandato en una ceremonia de investidura no anunciada.
Tanto Estados Unidos como la Unión Europea (UE) han anunciado que no le reconocerán como presidente legítimo de Bielorrusia.
La oposición ha llamado a los ciudadanos a llevar hoy a la manifestación carteles con el retrato de Tijanóvskaya y pancartas con lemas en su apoyo.
La dirigente de la oposición, que se encuentra en Lituania, se considera la líder legítima del país y este domingo reiteró en su canal de Telegram su respaldo a los manifestantes.
«La historia de los últimos meses muestra que podemos hacer cualquier cosa», afirmó, y se mostró orgullosa de los ciudadanos que salen a la calle a protestar.
«Hoy es el quincuagésimo día de nuestra protesta y el pueblo bielorruso vuelve a tomar las calles. Salimos para detener este régimen y lo estamos haciendo pacíficamente», escribió.
Según Tijanóvkaya, «la democracia es el Gobierno del pueblo. Y todo un pueblo es más fuerte que una persona, porque el pueblo está luchando por sus derechos, su futuro y el futuro de sus hijos. Somos millones y estamos dispuestos a asumir la responsabilidad de nuestras decisiones. Por eso, ganaremos»./EFE