Algo se está moviendo entre EEUU, Rusia y El Vaticano (¿estará también Noruega?), con respecto a Venezuela. Tal vez sea la que yo llamaba negociación externa, cuyas conclusiones serian “inoculadas” en nuestro circuito interno, llevando a que el escenario de transición tenga alguna posibilidad de concreción; sería la opción de ni Maduro, ni Guaidó, sino un ámbito representativo de la situación de juego trancado, donde cada parte tiene puntos fuertes, y también vulnerabilidades. Este posible escenario sería una arquitectura alternativa por si las cosas se ponen más feas…que todo indica que se van a poner. Funcionaría como un “romper el vidrio en caso de emergencia”.
Se advierte un movimiento que está consolidando el ya tradicional híper presidencialismo, tomando control de los partidos políticos -propios y de oposición-, disolviendo la ANC (única institución más poderosa que el presidente), y tomando decisiones alejadas de las bases del chavismo y del partido -así se haya mostrado el plan de la patria, tanto las medidas, como la realidad, tienen un espíritu diferente-, como preparándose para, o bien resistir un largo asedio, o bien para alguna negociación express en el futuro, sin tener que hacer demasiadas consultas.
Político
Hay solo dos ecosistemas en nuestra política interna, el chavista y el opositor, sin posibilidades, por el momento, de una tercera vía. La “pega” que mantiene unificado al primero es la vocación de mantener el poder, en un ambiente de legalidad propia, surgido en 2017 con la convocatoria a la ANC, las secuelas sobre el TSJ y la participación en elecciones con condiciones especiales. Mientras que la del segundo, es oponerse a la continuidad del chavismo en el poder, y mantener la no participación en elecciones bajo el régimen de legalidad existente. Para saber si un partido o persona, pertenece a uno u otro ecosistema, solo hay que referenciarlo a las condiciones mencionadas, cualquiera sea el argumento o justificación que puedan invocar.
El fenómeno de la abstención tiende a ser observado solo desde el punto de vista político de las dirigencias, perdiendo el ángulo de ser un fenómeno sociológico y antropológico, generado desde las bases. Si la gente va a ir a votar o no, tiene poco que ver con el llamado de los dirigentes, y más que ver con la desconfianza que estos despiertan, además de la falta de interés en los temas políticos; porque hoy, las prioridades, están en la supervivencia, como personas, como sociedad, y hasta como república.
Social
La incertidumbre sobre el futuro está causando estragos psicológicos en la población, que ha perdido la esperanza de que, una vez que se controle la pandemia, las cosas puedan mejorar; tienen la casi certeza de que eso no ocurrirá y que todo estará aun peor. Hay que comenzar a actuar inmediatamente sobre este fenómeno, sin necesariamente esperar a que el estado caiga en cuenta de su existencia y de su gravedad. Una vez más el sector privado, de cualquier perfil, aprovechando que está presente a lo largo y ancho del territorio nacional, debe buscar la manera de convertirse en puntos de palanca para difundir lo que en gerencia del cambio se llama “optimismo informado”. Pueden hacerlo desde la perspectiva de sus programas de RSE, que hoy son más necesarios que nunca: alimentos, medicinas…y salud mental… ”esas son nuestras primeras necesidades”.
Económico
El énfasis hay que ponerlo en lo que no se anunció –ni se anunciará- que es la liberalización de hecho de la economía, tratando de que los controles existentes, más las nuevas medidas, no vayan a entorpecer la cuasi normalidad en el abastecimiento de bienes y servicios, el cual, aunque limitado, está evitando que colapsemos antes de tiempo.
Internacional
Nuevamente suenan los tambores de la guerra, alentados por condiciones que le dan una mayor probabilidad de ocurrencia a un escenario que fue pasando de baja a media en forma intermitente; y no aumentaba, porque se decía que las condiciones no estaban dadas. Bueno, ahora con el tema de las drogas y del terrorismo –que ya no importa si son matrices mediáticas o si son realidad- y ya en medio de la campaña presidencial americana, todo parece indicar que esta vez sí podría “aparecer el lobo”. Y las declaraciones desde el gobierno venezolano parecieran indicar que también lo creen así. Por lo que se intuye no habría una invasión, sino algún tipo de conflictos focalizados, suficientes como para escalar la tensión entre Venezuela y tres de sus vecinos, Brasil, Colombia y EEUU; y que entremos en el 2020 con una situación interna de temor y aislamiento, que nos haga la vida más difícil de lo que ya la tenemos en la actualidad.
Recomendación
· Al gobierno, que libere un conjunto de protocolos que permitan el retorno paulatino de la actividad, sosteniendo la flexibilidad y evitando la radicalización…la cual, de hecho, se cumple en forma limitada. Y desplegar una campaña de divulgación
· A la dirigencia de la oposición, que busque pronto algún tipo de acción que involucre directamente a la gran base opositora; desde una consulta masiva, hasta volver a las calles pacíficamente y con protección anti virus. No puede quedar en una solución de elites
· A los empresarios, que consideren a sus empresas como puntos focales para apoyar masivamente al pueblo a través de programas de RSE, coordinados por zona geográfica. Solidaridad es la palabra clave/EU
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