La violencia en la frontera sigue sin detenerse. Desapariciones, violaciones, extorsión, narcotráfico y contrabando son habituales. La presencia de grupos irregulares en esta área limítrofe entre Venezuela y Colombia, tales como el Ejército de Liberación Nacional, Clan del Golfo y Tren de Aragua, entre otros, hace que los más de dos mil kilómetros de frontera sean una zona caliente de niveles de violencia extrema.
Para quienes viven en la frontera es usual el hecho de que haya enfrentamientos por el control de trochas y espacios por donde transita mercancía ilegal entre ambos países, así como el ajusticiamiento entre delincuentes.
Sin embargo, el descuartizamiento de personas es una modalidad nueva que trajo el Tren de Aragua desde el centro del país hasta la frontera y más allá. El año pasado, solo en la ciudad de Bogotá, el gobierno colombiano halló 19 cuerpos desmembrados, todos por integrantes de esta organización.
Lo mismo sucedió en Chile, Ecuador y Perú, donde esta banda ha logrado echar raíces, precisamente por la adaptabilidad de sus miembros, quienes se dedican no solo a una actividad delictiva, sino a varias, lo que les da ventajas sobre otras bandas de la región.
Durante la diáspora venezolana no solo han migrado venezolanos afectados por la crisis, sino también muchos delincuentes que ven la oportunidad de irse del país para no purgar condena en caso de ser detenidos. Encontraron una salida trasladándose hacia otros países de Suramérica, donde llegaron para reorganizarse y volver a hacer sus fechorías. (EC)