Los merideños denuncian que pasan al menos cuatro horas sin servicio de energía eléctrica o hasta dos veces al día sin luz, situación que les dificulta cumplir con el trabajo y clases a distancia y los quehaceres del hogar.
Además, los aparatos eléctricos son víctimas de las constantes fluctuaciones que debido a la caída del poder adquisitivo son impagables las reparaciones.
Edinson Ramírez, habitante de la entidad andina, advirtió la preocupación de los racionamientos eléctricos que se incrementaron en enero, aunado a las fallas de Internet. (UR)